España acoge cerca de 1.000 festivales a lo largo de todo el año, cifra que refleja la diversidad y pujanza del sector, especialmente en la temporada de verano, con grandes eventos como el FIB de Benicassim, el BBK de Bilbao o el Arenal Sound, entre muchos otros. Salmerón subraya que la clave del éxito radica en combinar un cartel musical de calidad con una experiencia global, asegurando que “si consigues una marca que tenga credibilidad tendrás a un público fiel que querrá repetir cada año”. No obstante, hoy en día los festivales también deben atender a criterios de paridad, accesibilidad, sostenibilidad y diversidad, aspectos fundamentales que ya marcan diferencias entre los grandes eventos.
En términos económicos, el crecimiento de los festivales ha favorecido la aparición de nuevos artistas que se consolidan como cabezas de cartel, así como un aumento constante en la facturación por venta de entradas, lo que desmonta el temor a una posible «burbuja». Sin embargo, el vicepresidente de Es_Música advierte que estos eventos no dejan de ser negocios de alto riesgo, afectados por la competencia, la disponibilidad de artistas, las exclusividades y los elevados costes de producción. “Algo que, además, se une al valor de estas citas a nivel cultural y social, pues generan un impacto que aporta una alta empleabilidad”, afirma.